VENCEDORES O VENCIDOS
Los juicios de Nuremberg (1945-1946) fueron un conjunto de procesos jurisdiccionales emprendidos por iniciativa de las naciones aliadas vencedoras al final de la Segunda Guerra Mundial, en los que se determinaron y sancionaron las responsabilidades de dirigentes, funcionarios y colaboradores del régimen nacional-socialista de Adolf Hitler en los diferentes crímenes y abusos cometidos en nombre del III Reich alemán. [1]
De los diferentes procesos que se llevaron a cabo el de mayor repercusión mundial fue el conocido como Juicio principal de Nuremberg, que se llevó a cabo a partir del 20 de noviembre de 1945. El tribunal encargado de dirigir el juicio y dictar sentencia fue el Tribunal Militar Internacional (TMI) al amparo de la Carta de Londres. Los países suscriptores de esta Carta fueron: Francia, Inglaterra, la Unión Soviética y Estados Unidos. Pero este juicio no es el que hace referencia la película Vencedores o vencidos de la que analizaremos a continuación.
Film de gran contenido histórico e ideológico que comienza con la llegada del magistrado norteamericano, Dan Haywood, a la ciudad de Nuremberg, tres años después de la finalización de la Segunda Guerra Mundial (1948), en donde se contempla la ciudad de Nuremberg derruida como consecuencia de la guerra. La labor de este juez consistirá en juzgar a cuatro jueces alemanes que participaron de forma activa con el régimen nazi.
El juicio comienza con el fiscal, Ted Lawson, exponiendo los hechos de la acusación y los cargos a los que se enfrentan son por “crímenes, brutalidades, torturas y atrocidades contra la humanidad”. El fiscal añade que actuando los acusados como jueces en el Tercer Reich éstos sabían que el Tribunal es el alma de la Ley y, en cambio, falseaban y destruyeron la justicia y la ley en Alemania.
En cuanto a la defensa, el abogado, Rolfe, la basa sobre el acusado Ernst Janning, Doctor en Derecho, Ministro de Justicia y uno de los propulsores de la Constitución Weiman (1918-1933). Esta Constitución sancionada en 1919 estableció la república federal alemana en la que se reconoció, entre otros derechos, los derechos de los trabajadores y el Estado del bienestar. Hago esta anotación ya que, durante la película, no se concibe como una persona con una ideología liberal acaba abrazando una dictadura la del Tercer Reich y condenando a personas inocentes con el simple pretexto de que se hacía por el bien de Alemania.
El abogado defensor fundamenta su defensa en una cuestión de obediencia, obediencia al régimen y obediencia a las leyes promulgadas en Alemania. La defensa plantea que un juez no es quién promulga las leyes, sino el que las hace cumplir. Con la frase mi patria ante todo, con o sin ella ya se deja ver que no importaba otra cosa que la patria, se podían cometer cualquier atroz crimen si esto era en bien de la patria. Todo estaba justificado en el nombre de la patria. En su argumentación la defensa insiste con esta línea y vuelve a incidir cuando dice: si un juez debe hacer cumplir las leyes escritas por los legisladores alemanes o, en cambio, debe desobedecerlas y ser declarado traidor.
A mi parecer la línea de la defensa es clara y contundente, los acusados debían seguir las leyes, aún reconociendo que fuesen injustas, ya que eran leyes promulgadas y aceptadas para todos los alemanes. Estos jueces no las habían escrito ni las habían aprobado, pero como alemanes debían acatarlas y, en su caso, juzgar a las personas en base a estas leyes.
En la declaración en el Tribunal del profesor de Ernst Janning, declara que éste es un hombre de gran inteligencia y de cualidades netas y privilegiadas. Declara que la situación de los jueces antes Tercer Reich era de total independencia, pero con la llegada del nacionalsocialista los jueces se ven presionados por influencias ajenas a la justicia objetiva. Los jueces debían hacer lo necesario para la protección del país, es decir, el cometido fundamental de un juez era el castigo de actos contra el Estado. Durante el Tercer Reich también se suprimió el derecho de apelación y el concepto de raza se convirtió en concepto legal por primera vez. El resultado fue el abandono de la administración de la justicia en manos de la dictadura. Ante estos hechos el profesor de Ernst Janning dimitió de su puesto. Lo que lleva a la conclusión de que no era obligatorio seguir los dictámenes del régimen nazi, uno podía apartarse de este régimen, en principio, sin sufrir daño, como este profesor. Con este testigo la defensa queda desarmada en su línea que estaba siguiendo.
Otro de los argumentos de la defensa era que en este proceso se estaba juzgando, no sólo a estos cuatro jueces, sino a toda Alemania. Durante una conversación del Juez Dan Haywood con el matrimonio empleado de la casa en la que se hospedaba el Juez, éste les pregunta, muy hábilmente, si tenían conocimiento de lo que estaba sucediendo en Alemania, a lo que manifiestan su desconocimiento. Pero, en un arrebato de sinceridad por el marido del matrimonio sirviente, le contesta al Juez: Aún sabiéndolo, qué íbamos nosotros a hacer. En esta frase se da a entender que los alemanes o la gran mayoría de ello podían saber o intuir lo que estaba pasando, pero cerraron los ojos ante las atrocidades como si lo que estaba pasando no fuese con ellos. Se llevaban a vecinos, amigos, familiares, etc… pero todos callaron y miraron para otro lado.
La acusación en una de sus argumentaciones durante el juicio declara que aún no siendo los acusados los hombres que personalmente dirigían los campos de concentración y, por tanto, los ejecutores de las muertes de los millones de personas, sí fueron los que, amparándose en las leyes, los enviaron a la muerte.
Otra línea de defensa que planteó el abogado de Ernst Janning es que éste permaneció en el poder para que peores hechos pudieses ocurrir. Así se desprende de su argumentación cuando dice: “Quién es más valiente, el que escapa con los horrores o el que permanece en su sitio para evitar males mayores aún a pesar del peligro para su vida”. Pero este argumento para la defensa no se sostuvo.
Un momento importante en el juicio fue cuando estando en el estrado la testigo Sra. Walner, difamada y condenada injustamente por mantener relaciones con un judío de 60 años, la defensa le somete a un acoso de tal magnitud que Ernst Janning se levanta de su asiento y dice: “es que vamos a empezar de nuevo”. Con esto se entiende que durante el Tercer Reich en los tribunales alemanes se llegaba a tal extremo de acoso y tortura psicológica a los testigos y acusados hasta que éstos se pronunciasen en la línea que el tribunal quería.
Otra línea de defensa que siguió el abogado es que si a su defendido se le hacía responsable de los crímenes cometidos por el Tercer Reich ya que eran conocedores de estos crímenes, al resto del mundo, como Rusia, Winston S. Churchill, que conocían las intenciones de Hitler y no había hecho nada para pararlos, por qué no se les hacía también responsables de los actos de éste.
Conclusión
La película y, en sí, el juicio, plantea dilemas morales e ideológicos. Por un lado, la defensa pretende que vea a los acusados como hombres que simplemente aplicaron las leyes que otros aprueban y promulgan y, como en otros sistemas políticos, ellos sólo las aplican lo que estaba escrito. Pero les faltó cuestionarse, como jueces, como seres humanos que viven en una sociedad civilizada, hasta la llegada del Hitler, si las leyes que estaban aplicando eran justas o no.
Por otro lado, se podría deducir de los argumentos expuestos durante el juicio y durante la película, como el caso de la frase del matrimonio de servicio al juez Aún sabiéndolo, qué íbamos nosotros a hacer y se podría deducir que la sociedad alemana sabía lo que estaba pasando o podía intuirlo. Estos no se consideraban responsables del genocidio.
Ante estos dos planteamientos, si los jueces son responsables de sus resoluciones dictadas injustamente y conscientes de esta injusticia, como si la sociedad alemana, conocedora de lo que estaba ocurriendo y no siendo partícipes directos, son también responsables del holocausto, en la exposición sobre la decisión de su sentencia, el Juez Dan Haywood lleva a cabo una demoledora declaración de culpabilidad sobre la responsabilidad en ambos casos, cuando dice: “El Derecho Penal en toda nación civilizada tiene un principio común: Cualquier persona que induzca a otra a cometer un asesinato, cualquier persona que provee a otra de medios para cometer un crimen, cualquier persona que actúa de cómplice en el crimen, es culpable”.
De este principio podemos extraer que inculpa a los jueces en cuanto que provee de medios, la declaración de culpabilidad de la persona juzgada, así como cómplice por haber cooperado en la ejecución en cuanto a su resolución injusta de culpabilidad. También cómplice a toda la sociedad alemana que, ante los hechos ocurridos durante el Tercer Reich, miraron hacia otro lado convirtiéndose en cómplices del genocidio.
Otra declaración de Juez Dan Haywood antes de dictar sentencia que deja patente la responsabilidad de los acusados es: “lo grave no son los crímenes y atrocidades, lo grave es el hecho de haber tomado parte conscientemente en un sistema de tremenda crueldad e injusticia impuesto por el gobierno con absoluto desprecio a todos los principios morales y legales reconocidos en las Naciones Civilizadas”.
La pregunta que me hago y que no consigo despejar es la siguiente: En un momento histórico en el que no existía el Tribunal Penal Internacional para juzgar a los crímenes de guerra, ¿puede un ciudadano ser juzgado en su país con la doctrina jurídica de otro país?. ¿Es decir, puede Estados Unidad juzgar a ciudadanos alemanes con leyes distintas a las recogidas en la jurisprudencia alemana? ¿Están legitimados, moralmente, EEUU a celebran un juicio por crímenes contra la humanidad cuando ellos fueron responsables de la muerte de miles de personas, tres años antes, en Hiroshima y Nagasaki?
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